RedVuelta – Radar Libre
RedVuelta

Una red de internet comunitaria que surgió a partir de la vinculación entre una organización territorial y activistas por el software libre. Una idea que se volvió despliegue en plena pandemia por el Covid-19.

Nombre del proyecto: RedVuelta
Provincia: Santa Fe
Ciudad: Santa Fe
Tipo de Experiencia: Activismo Colectivo
Software libre utilizado: Sistema operativo, Programas de gestión, edición o puesta en línea
Licencias CC: Licencia CC-BY, Licencia CC-BY-SA
Formación e intercambio: Talleres abiertos, Hacklabs
Recursos libres (re)utilizados: Libros o Manuales, Planos, Software, Otros
Recursos libres generados: Audiovisual, Foto, Libros o Manuales

La noche del miércoles 29 de agosto de 2018 podría considerarse como un punto de inicio de la experiencia de despliegue de la REDVUELTA, una red de internet comunitaria en el barrio La Vuelta del Paraguayo, en Santa Fe. En el marco de una vigilia en defensa de la educación, en la carpa del sindicato docente ubicada en la vereda del rectorado de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), militantes y activistas charlaban en ronda sobre “Experimentación con redes libres”.

Ronda de activistas en la vigilia | Foto: Franco Jossen | CC BY SA
Ronda de activistas en la vigilia | Foto: Franco Jossen | CC BY SA

Ese encuentro generó un primer intercambio entre docentes del Bachillerato Popular “La Vuelta del Paraguayo” y de la Tecnicatura Universitaria en Software Libre (TUSL – UNL) e integrantes del Observatorio de Cultura Libre del Litoral. Y de allí la planificación de una serie de talleres, con el objetivo de pensar la conectividad comunitaria en el barrio. La necesidad de abordar situaciones de violencia de género – entre otras problemáticas detectadas y manifestadas por vecinos y vecinas de esta comunidad – se chocaba con la dificultad de acceso a herramientas de comunicación, a un servicio de telefonía o a una conexión a internet.

Con ese diagnóstico, a mediados de 2019 se conformó un equipo interdisciplinario de militantes y activistas para proyectar el despliegue de forma colaborativa. El vínculo con AlterMundi – a través de la TUSL – fue fundamental para acompañar el proceso y permitió articular con otras experiencias similares.

Taller de redes libres en 2019 | Foto: Berna Gaitán Otarán (Niamfrifruli) | CC BY SA

Martín Bayo, coordinador y docente de la carrera destaca el vínculo que se genera con estas articulaciones: por el intercambio mutuo de saberes entre comunidades y organizaciones que las impulsan – donde no sólo juega lo técnico-instrumental – y también las formas de creación en conjunto. Sobre el proyecto de AlterMundi y los desarrollos de Libre Mesh y Libre Router agrega:

Lo consideramos uno de los mejores ejemplos de lo que es el software libre. De que la comunidad se apropie del artefacto, tanto software como hardware, y sea la misma comunidad la que lo desarrolle. Hay otras formas de hacer internet, que funcionan y hay que vivenciarlas.

Participantes de la CARC 2019 | Foto: Florencia López Pezé | CC BY SA

En diciembre de 2019 ese grupo inicial participó de la Cumbre Argentina de Redes Comunitarias (CARC), junto a comunidades de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Jujuy y Salta. Este encuentro inaugural se consolidó luego en espacio colectivo de socialización.

Nuestra idea era montar y hacer funcionar dos nodos a modo de carta de presentación, ya que muchas veces es difícil hacer entender el concepto sin un ejemplo físico. Alcanzamos a hacer un relevamiento para ampliar un enlace [de internet] ubicado en el barrio en “La Casa de los Talleres” el año pasado, pero justo en la fecha en la que se pensaba hacer la instalación de estos nuevos nodos se declaró la cuarentena.

Mensaje del grupo dirigido al Foro de la CARC en mayo de 2020

La conectividad en los barrios populares de Santa Fe

Estudiantes del Bachillerato Popular junto a talleristas e integrantes de AlterMundi | Foto: Pablo Bordón | CC BY SA

Según datos del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) el 30,5% de los hogares de la Provincia no tiene internet. Entre el 69,5% restante, más de 440 mil hogares (que representan un 40,2%) tienen una conexión mala y muy mala, algunos alcanzando los 10 Mbps. Sólo las ciudades de Rosario y Santa Fe están interconectadas por fibra óptica, sobre un total de 362 localidades, pero el servicio a nivel hogareño continúa siendo bajo.

En Gran Santa Fe las desigualdades no varían. Según el informe “Acceso y uso de tecnologías de la información y la comunicación.EPH” elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) con datos del cuarto trimestre de 2019 el 86,8% de la población cuenta con acceso a Internet. El 13,2% restante está dentro de las zonas de vacancia donde la mayoría de las empresas privadas que proveen servicio de internet deciden no invertir – por desinterés comercial o baja rentabilidad – o si lo hacen el costo es muy alto para un servicio de mala calidad. El mismo Estado provincial en el decreto N° 0616 de julio de 2020 reconoce esta realidad en los barrios relevados por el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), donde se suma “la imposibilidad de afrontar el costo por parte de las familias“. Además menciona una situación paradójica para con ese porcentaje de hogares excluidos: “en su cercanía la Provincia cuenta con red de fibra óptica que se utiliza para el sistema de video vigilancia que podría utilizarse para desplegar redes especiales de WiFi y así brindar servicio de conectividad de internet desde el sector público“.

La Vuelta del Paraguayo no es la excepción, aún cuando se encuentra dentro del tejido urbano de la capital provincial y está ubicado frente a la Ciudad Universitaria de la UNL. Es uno de los 54 barrios populares registrados en la ciudad, pero su historia ligada al río y a la zona de islas lo hacen particular y es posible pensarlo como un espacio de intersección entre lo rural y lo urbano.

Instalación del nodo moncholo bigotudo | Foto: Berna Gaitán Otarán (Niamfrifruli) | CC BY SA

El brazo de agua que pasa frente al barrio no sólo lo separa geográficamente de la urbe, sino que también oficia de frontera a partir de la cual no existe provisión de gas natural ni red de desagüe cloacal, como tampoco tareas de recolección de residuos, transportes públicos que ingresen al lugar, ni un centro de salud para las 130 familias que lo habitan (alrededor de 500 personas). El suministro de energía eléctrica en las viviendas se ha regularizado en parte del barrio a fines de 2016 pero en su mayoría continúa siendo irregular. El acceso al agua potable es precario y ha sido autogestionado por sus habitantes; no existe telefonía fija, ni TV por cable, el único servicio privado de internet que llega implica un costo de instalación de $4100 y mensualmente $1100 por una conexión de 8 mbps.

La única posibilidad de comunicación es a través de dispositivos móviles con abono fijo o prepago, que en algunos casos se ofrecen con paquetes de aplicaciones – como WhatsApp, Facebook y/o YouTube – de forma “gratuita”.

La articulación con las otras comunidades

Las medidas de aislamiento – y luego distanciamiento – para afrontar la pandemia global puso aún más en tensión las desigualdades. De esta forma describía el grupo lo que sucedía en la comunidad en Santa Fe:

Repaso del mapeo colaborativo | Foto: Berna Gaitán Otarán (Niamfrifruli) | CC BY SA

Esta situación puso en evidencia las desigualdades en infraestructura de comunicación que ya sufría el barrio, pero también de alguna manera ha logrado materializar en otra escala la importancia de tener una red de internet comunitaria propia.

Mensaje dirigido al Foro de la CARC en mayo de 2020

Un punto de internet gestionado por la organización Proyecto Revuelta en 2019 posibilitó que el barrio no quedara totalmente aislado. Esta conexión, aunque limitada al espacio conocido como La Casa de los Talleres fue fundamental para tramitar ayudas económicas estatales. Permitió también que el bachillerato pueda armar y adaptar propuestas para quienes se encontraban cursando y que varias de las reuniones entre militantes de la organización y referentes barriales se pudieran llevar a cabo a distancia.

A principios de mayo, la CARC presentó un proyecto a la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) para subvencionar despliegues en las comunidades. Finalmente el 11 de junio fue aprobada la campaña “Redes comunitarias en zonas vulnerables de Argentina: su incidencia en políticas públicas y en la disminución de la brecha digital”. En su fundamentación se menciona la búsqueda por generar “una acción de incidencia para evidenciar al modelo de Redes Comunitarias como una respuesta eficaz de conectividad para comunidades rurales en Argentina, especialmente en contextos de emergencia como la pandemia actual de Covid-19”. Aún cuando La Vuelta del Paraguayo no se considera una comunidad rural, es un barrio en una zona periurbana, digitalmente excluido. Por esta razón se acordó con el resto de las organizaciones, que fuera uno de los territorios donde concretar una de las experiencias.

El enfoque del proyecto propone un protocolo para adaptar las instancias de “Semilleros de Redes Comunitarias al contexto actual de Aislamiento Social por el Coronavirus, transformando varias actividades presenciales en virtuales y minimizando la interacción física y la circulación, sin dejar de ser una construcción colectiva que requiere del trabajo de todas y todos”.

Talleres para hackear la pandemia

Encuentro frente a la Casa de los Talleres | Foto: Berna Gaitán Otarán (Niamfrifruli) | CC BY SA

Durante los meses de junio y septiembre se desarrollaron instancias que abarcaron desde la sensibilización con la temática, un reconocimiento del territorio, la instalación y la puesta en funcionamiento de la red de internet comunitaria.

Aún cuando el protocolo propiciaba y recomendaba llevar al mínimo el nivel de encuentros presenciales, fueron necesarios para poder reorganizar la grupalidad, impulsar participaciones y acompañar algunas actividades. Sobre esto comentaba Florencia Lema, una de las integrantes de la organización Proyecto Revuelta:

Por esta cuestión de la no conectividad apostamos al encuentro cara a cara. Lo que parecía que iba a ser muy complejo – sobre cómo llevar el proyecto al barrio, la idea de redes libres–, todo sucede cuando nos encontramos, podemos pensar juntos y compartir las dudas.

En el primer encuentro mediante un mapeo se logró proyectar una posible topología de despliegue. Las variables que se tuvieron en cuenta fueron distancia, visibilidad entre nodos, accesibilidad para una potencial resolución de problemas y sobre todo la responsabilidad en el cuidado del equipamiento.

El grupo de talleristas había trabajado virtualmente algunas propuestas posibles. Sin embargo se eligió que no sea ese el punto de partida, sino ver qué ideas surgían desde la propia comunidad. Esta decisión fomentó la participación y permitió confirmar ciertas intuiciones y sumar nuevos datos sobre posibles casas donde colocar y gestionar el mantenimiento de los nodos.

El barrio se desarrolla íntegramente a lo largo de un camino de tierra, siendo éste el único acceso terrestre y la principal vía de comunicación. Estas características hacen un poco más complejo poder ubicar nodos de forma distribuida. Respecto al terreno y las zonas más bajas, se contemplaron las construcciones altas y elevadas, una característica que suelen tener las viviendas que conviven con las crecidas periódicas del río.

Instalación del nodo moncholo bigotudo | Foto: Berna Gaitán Otarán (Niamfrifruli) | CC BY SA

Por su cercanía con el agua no fue un territorio donde hubiera que explicar demasiado el concepto de mesh o malla. Es una postal común ver un trasmallo en los patios de las casas. Como parte de una misma metáfora, los nodos que componen la red fueron configurados con nombres de peces de la zona: mojarra plateada, moncholo bigotudo, boga coluda, sábalo barrero y dientudo overo.

La dinámica del distanciamiento: construyendo la primera milla

El contexto de distanciamiento social generó nuevas prácticas que requieren un ejercicio cotidiano. Los talleres no estuvieron exentos de errores y descuidos, pero a medida que avanzaban las jornadas se fueron incorporando hábitos – como el uso de tapabocas, la desinfección, la distancia – y se fueron dejando de lado cosas que eran parte de lo cotidiano, como compartir una ronda de mates.

Muchos intercambios se mudaron al grupo de WhatsApp creado para poder asistir el despliegue. Aún con altibajos en participación, sirvió para coordinar días y horarios, para difundir videos, compartir consultas e imágenes; y también para definir el nombre de la red de internet comunitaria: la RedVuelta.

Entre los aportes de la comunidad de la RedVuelta para con el proyecto presentado en APC está la puesta en práctica del protocolo: cómo se aplicó o adaptó y qué mejoras se podrían hacer. Pero también dar cuenta sobre cómo fue el trabajo con los materiales – videos, folletos y guías – que solían ser discutidos en talleres presenciales y que en este contexto funcionaron como apoyo esencial a distancia.

Instalación del nodo mojarra plateada | Foto: Berna Gaitán Otarán (Niamfrifruli) | CC BY SA

A fines de septiembre se definió conectar el despliegue con el punto de acceso a internet que provee la provincia. Además de democratizar efectivamente el acceso, también permitió poner a prueba el funcionamiento técnico de esa primera infraestructura comunitaria. La conectividad despertó el interés en el resto de la comunidad y es algo a canalizar. El objetivo es seguir ampliando la red: de internet, de nodos, de voluntades.

La RedVuelta propone así otro tipo de diálogo con la administración provincial. Es una comunidad que no pide “que le resuelvan” sino que pone a disposición su infraestructura comunitaria para extender el ejercicio de un derecho.

TXT: Radar Libre

IMG: Berna Gaitán Otarán (Niamfrifruli) | CC BY SA

Última actualización: 30/09/2021

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